sábado, 12 de setembro de 2015

LA LEYENDA DEL MUELLE DE SAN BLAS

Cuenta la gente de Nayarit, lugar donde se ubica el conocido “Muelle de San Blas” que hace aproximadamente unos 60 años, una mujer joven de alrededor de 17 años, vivía a las orillas del muelle y trabajaba en uno de los restaurantes para los marineros ubicado en dicho lugar.

Un día, llego un marinero extranjero de unos 20 años de edad, que trabaja en uno de los embarques de atún y salmón del muelle y conoció a esta jovencita, los dos vivieron un tórrido romance un tiempo, mientras el permaneció en el lugar, antes de zarpar hacia su viaje rumbo al norte de las aguas del pacifico.

El marinero prometió a la joven volver un día y casarse con ella. Ella bañada en lagrimas le juro por el mar que lo esperaría para casarse, ya que era su primer amor y estaba verdaderamente loca por el, por lo cual, cada domingo acudía al muelle de San Blas a esperarlo… pero su espera parecía ser eterna, ya que ningún barco a su amor le devolvía.

Pasaron muchos años, y ella siempre estaba en el muelle esperando muchas tardes a aquel marinero que la había enamorado locamente y que iba a regresar por ella para casarse. Pero esas esperas no fueron en balde, ya que la tristeza, la desesperación, la nostalgia y la soledad la fueron atrapando hasta el punto de enloquecerla… tanto fue así, que empezó a acudir al muelle vestida de novia y con un ramo de flores en las manos para esperar a su amado… mucha gente la veía y le llamaba la atención verla así, algunos la ignoraban, pero no falto el atrevido que le preguntara que porque estaba vestida de novia, a lo que ella respondía: “ Mi amado llega mañana y llega por el muelle…Yo le prometí esperarlo...... esperarlo con éste vestido, así me reconocerá”…. Y así fue como a partir de aquel entonces cada domingo se le veía aquella mujercita que con el paso de los años y como el tiempo no perdona, su pelo ya era blanco, su piel ya estaba endurecida y reseca por el sol, sus manos tenían marcas, ella ya había envejecido junto al mar y la gente la empezó a llamar “La loca del Muelle de San Blas”.

Dicen que su casa, que se encontraba arriba de unas rocas junto al muelle, estaba llena de fotos de aquel marinero desaparecido, así como también conservaba parte de su vestimenta de novia, una Biblia, un rosario y todo lo que ocuparía para la boda que soñó junto a aquel amor que la trastornó.

Un día, la gente al verla sola y llorar junto al muelle, pensaron que seria mejor que estuviera en un hospital para enfermos mentales, para que pudiera mitigar su dolor al salir de su locura, y así fue como una tarde del mes de abril, varias personas con trajes de médicos llegaron al muelle para trasladarla al manicomio, pero ella no lo permitió, alegando que ella pertenecía al mar, que su cuerpo y alma estaba enraizados en el mar y que nunca se separaría de el, porque ahí llegaría su amor por ella algún día y no se cansaría de esperarlo.

Nunca se supo si el marinero realmente la abandonó o murió en unos de los viajes que hacia junto al mar.

Nadie sabe si “La loca del Muelle de San Blas” tenía familia, amigos o alguna persona que se hiciera cargo de ella… nunca nadie tampoco supo como se llamaba. Se ganaba la vida barriendo las calles y pidiendo monedas a los turistas que llegaban al muelle… dicen que a cada persona que le daba algunas monedas les decía: “Mañana va a llegar, mi novio llegará al muelle y nos vamos a casar”. Mucha gente no entendía de que se trataban aquellas frases y solían ignorarlas, pero algunos otros le preguntaban que era lo que quería decir con eso y ella les contaba toda su historia y decía que era lo único que tenía grabado en la mente, que había olvidado todo hasta su nombre pero que nunca olvidaría algo y que por eso lo repetía constantemente : “Voy a esperar a mi amado, voy a cumplirle la promesa que le hice junto al mar, llevo este vestido para que me reconozca y aquí estaré siempre sola con mi espíritu en el Muelle de San Blas”.

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